Los trabajadores de empresas tercerizadas en subterráneos hicieron un paro y contaron con el apoyo de los trabajadores en relación de dependencia. El delegado Beto Pianelli explica cómo se llegó a esa alianza entre grupos que habían estado enfrentados. Empresas sospechosas, explotación disfrazada de empleo, y un Estado que no hace nada frente a estos modelos menemistas de empleo. Detalles y lecciones de un conflicto cada vez menos subterráneo.
En los subterráneos de Buenos Aires trabajan 2900 personas, pero 900 de ellas están precarizadas. Son contratados y monotributistas de una docena de empresas en las que se cobran sueldos más bajos que los que fija el convenio colectivo de Metrovías-UTA, y en las que se cumplen jornadas laborales de 8 o 10 horas, a pesar de que una ley establece que todo el que esté en los túneles debe trabajar, como máximo, seis horas. Esta es la razón del reclamo que el jueves pasado saltó a la tapa de los diarios cuando -represión policial mediante- un paro cortó los servicios en cuatro de las cinco líneas.
Un costado clave y poco difundido del tema es que los empleados de Metrovías están apoyando a 700 de los tercerizados en la pelea para que no haya trabajadores de primera y de segunda (los otros 200 ya están bajo un convenio de 6 horas). El pedido sindical puede resumirse en dos puntos: que las tercerizadas respeten la ley de insalubridad, y que todos sus empleados pasen al convenio de Metrovías-UTA. "Unos meses atrás, en abril, nosotros conseguimos el convencionamiento de los peones que hacen la limpieza, que pertenecen a Taym", dice Beto Pianelli, del cuerpo de delegados. "A partir de ahí todos los demás compañeros empezaron a plantearse el tema de la insalubridad y el pase a la UTA. Para que esto pasara hubo un punto que tiene que ver con la relación de fuerzas que fue cambiando. Y otro que tiene que ver con la relación de vida. Cuando a vos te dan por ley la declaración de insalubridad, y el tema ya no es una cosa que solamente reclaman los locos de los delegados, porque hasta el gobierno de la Ciudad reconoce que el trabajo en los túneles es insalubre, los tipos comienzan a plantearse: ¿qué hago yo acá trabajando 10, 12 horas? Empieza a haber una relación con la vida ¿Por qué yo trabajo 10 horas en un lugar donde hay gente que trabaja 6?"
El reclamo es que se normalice la situación laboral en todas las empresas que trabajan en subterráneos. En la década del ’90 se precarizó el trabajo: de estar en relación de dependencia se pasó a un sistema de contratación y tercerización (y pago de monotributo). Como en todas las empresas, esto se ha hecho para bajar el costo laboral. En el caso de subterráneos hay 12 empresas tercerizadas. El diálogo con Pianelli:
¿Qué trabajos hacen los tercerizados?
Cosas que antes de la concesión hacía Metrovias, y otras tareas nuevas. Están por ejemplo los que controlan los molinetes; eran de subterráneos, ahora son de Fiel. Metropolitana se ocupa de las (mal llamadas) tareas de seguridad. Está Metrotel, que se encarga del tirado de fibras ópticas, el mantenimiento de la señalización del subte y alguna otra actividad como la de brindar internet. Los que cuentan el dinero, boletería por boletería, preparan las remesas y entregan los boletos y las monedas; eran del Banco del Suquía y ahora son de unas agencias rarísimas que se llaman Baiton y la otra Controles Ordea. Inclusive hay varias empresas que hacen lo mismo.
¿Fueron creadas por Metrovías?
La mayoría; hay muy pocas tercerizadas reales. Metropolitana es claramente de Metrovías. Otras son de algún gerente, como Servisur, que se ocupa de la limpieza de los baños: el dueño es hijo del jefe de seguridad de subterráneos.
¿Taym limpia los andenes y Servisur los baños?
Ahí es donde se ve para qué las usan. Como Taym se convencionó, inventan otras empresas para ver si pueden ir escapando a la presión laboral.
¿Cuál es la diferencia de estar bajo el convenio del subte?
En Metrotel están bajo el convenio de la UOCRA, te despiden sin siquiera pagarte indemnización. Cobran sueldos de 700 pesos, en algunos casos menores, porque el día que no trabajás no cobrás. El mínimo de los trabajadores del subte es casi del doble, 1300. Y está el tema de la jornada, porque la gente trabaja 8, 10 y a veces 12 horas por día.
¿Cuándo comenzó el reclamo?
Hace cinco meses hubo medidas del sector que figura como de seguridad, Metropolitana. Hubo despidos, conflicto, y al final se llegó a un punto de stand by en el que se reincorporó a los compañeros pero no se avanzó en el reclamo. Después nos fuimos organizando mejor. Hablamos con la UTA (la conducción de Juan Manuel Palacios tiene una relación de tensión, a veces de enfrentamiento con el cuerpo de delegados de subtes) y el sindicato estuvo de acuerdo en pedir el convencionamiento para todos. Esto fue la semana pasada, el 18; el paro de los tercerizados se hizo el 20. Había habido dos despidos en Metrotel y los compañeros decidieron ir para adelante. Hicieron una concentración en la 9 de Julio y después fueron a la estación de Plaza Miserere a parar la línea A. Entraron, y cinco minutos después llegó la guardia de infantería, aparentemente con la orden de un juez, para sacarlos.
Hasta ese momento el paro era sólo de las tercerizadas.
Sí. Ellos bajaron a los andenes y los delegados con un grupo de compañeros nos quedamos arriba, haciendo de colchón entre ellos y la infantería. En un momento la policía empujó a una compañera, un delegado se interpuso y le tiraron con gas picante en la cara. La compañera salió corriendo; desde atrás, un compañero de Metropolitana cazó un matafuegos y roció a la infantería, quedaron todos tosiendo. Hubo una lluvia de piedras, la infantería se tuvo que ir.
¿En ese momento ya se estaba negociando en el ministerio de Trabajo?
No, sólo había una reunión entre la UTA y Metrotel. Cuando vimos que venía la policía, cinco delegados fueron a las otras líneas para comenzar el paro si la policía bajaba. Las líneas pararon antes inclusive de que llegaran los delegados, porque vieron lo que estaba pasando por la televisión y hablamos por teléfono. A su vez, en la calle la gente que vino a apoyar cortó el tránsito. Ahí se abrió la negociación con el Ministerio, por la que fueron reincorporados los despedidos y acordamos que se harían audiencias para discutir los pases al convenio.
En ese punto están ahora
Tuvimos reuniones con cinco empresas. En todas les informamos que deben aplicar la ley de insalubridad. Ellos tomaron vista y pidieron contestar en una segunda ronda, que va a empezar este miércoles.
¿Por qué el cuerpo de delegados respalda a los tercerizados?
Porque es nuestra política. Hace tiempo que decidimos pelear contra la precarización y por la reducción de la jornada para todos los trabajadores, inclusive planteamos la reducción de la jornada a 6 horas a nivel nacional. El año pasado, en medio de nuestro conflicto salarial, hubo otro que no salió en ningún lado porque se resolvió sin medidas de fuerza. Una empresa tercerizada que hacía el mantemiento de trenes se retiró para armar su taller en La Plata y 50 trabajadores quedaron en el aire. A algunos los quería llevar, a otros les proponía indemnizarlos; Metrovías dijo que iba a tomar a algunos. Nosotros nos plantamos y dijimos que no, que se quedaban todos en Metrovías o íbamos a un conflicto. Los tomaron: los compañeros cobraron doble indemnización y entraron a Metrovías con la misma antigüedad que tenían. Nuestra política es esa, que se aplique a todos el convenio Metrovías-UTA. El día que alguna empresa se quiera retirar le exigiremos a Metrovías que se haga cargo de los trabajadores.
¿Cómo se organizaron los tercerizados?
Ya habíamos intentado, hace cuatro años, organizar a Taym, pero en ese momento no nos dio el cuero y a ellos tampoco. Después de nuestro conflicto por las seis horas, cuando empezamos a ver si ahora sí podíamos, ellos se organizaron muy rápidamente. A la primer reunión vinieron 15 compañeros que ya tenían gente organizada. La empresa intentó romperlo. En diciembre pasado -nosotros estábamos en medio del conflicto salarial- Metrovías intentó trasladar a cinco de Taym, que eran los que más se movían, y echó a otros tres. Tomamos la estación donde Taym tenía su base, vinieron los medios, se armó un buen cachengue, le dijimos al ministerio que si no los reincorporaban íbamos a seguir. Los reincorporaron y un mes después de que terminó nuestro conflicto, en abril, convencionaron a Taym.
¿Qué hicieron para que, en Metrovías, el apoyo a los tercerizados no se limitara a los militantes?
Fue toda una discusión. Con Taym, los compañeros decían "ellos no tienen nada que ver con nosotros, no están en la misma empresa". Ahí fue definitoria la actitud que ellos tuvieron hacia nosotros. Cuando hacíamos paro, ellos terminaban el trabajo de limpieza y venían a las cabeceras a apoyarnos. Se ocupaban de hablar con la gente, hacían la contención para que el público no se nos viniera encima. Esto fue visto por nuestros compañeros, que tuvieron la actitud de corresponderles cuando fue necesario.
Bueno, no debe haber sido todo tan fácil.
No, claro, Por ejemplo con Metropolitana: ellos eran los tipos que nos arrancaban los carteles o volanteaban en contra nuestro cuando hacíamos paro, porque la empresa los ponía a hacer eso. Cuando tuvieron el primer conflicto porque les habían despedido a 50 personas, los compañeros nuestros decían "yo por todos los demás salto, pero a estos los paso por encima". Y tuvieron que bancársela solos. Inclusive nuestra intervención como delegados fue muy indirecta porque los compañeros nos exigían que fuera así. Había una relación arisca. Pero después ellos se bancaron su conflicto y fueron cambiando las cosas, cuando nosotros empezamos a reclamar el 82 por ciento móvil ellos tomaron el tema y ahora estamos haciendo la campaña juntos. El día de la movilización por el 82 por ciento estos compañeros vinieron en una gran cantidad, organizados, con banderas y pecheras propias. Y tuvieron una actitud muy loable, porque como son la tercerizada más numerosa, la empresa les propuso darles a ellos las 6 horas con la condición de que no se solidarizaran con las demás, y ellos dijeron que no, que si querían les dieran las seis horas pero que iban a apoyarlos. Nosotros nos encargamos de que todos supieran de esa actitud para mostrar el cambio que habían tenido estos compañeros desde el año pasado. Bueno, tiene que ver con lo que uno consigue, con lo que consiguieron los de Taym y también con lo que hizo la empresa, que pagó aquellos gestos de colaboración de rompernos los carteles con 50 despidos. Ellos lo vieron e hicieron una evolución rápida.
¿Qué pasa en los paros con los pasajeros?
Es un problema. Nosotros ya desde hace dos años dejamos los paros sorpresivos. En algún momento lo usábamos, era una herramienta poderosa, cuando todavía no teníamos una organización que pudiera responder a la violencia con la que actuaba la empresa. Eran paros en respuesta a situaciones en las que claramente se veía que éramos víctimas. Después que conseguimos la reducción a 6 horas y empezamos con los reclamos salariales ya nos planteamos medidas programadas, siempre y cuando podamos. Hay situaciones en que no se puede: si a un compañero de Metropolitana lo atropella un tren porque lo mandaron a hacer una tarea que no corresponde, y estuvo dos horas tirado en las vías, y la ART no se hace cargo porque dice que estaba haciendo una tarea ajena a la suya, bueno, no hay margen para una medida programada, o parás o no parás. Si los de una tercerizada se tiran a las vías porque no tienen el poder de fuego de nosotros y los cagan a palos, no podés llamar a un paro al día siguiente. Nosotros tratamos de explicarle estas cosas al usuario. Mi impresión es que el paro de la semana pasada no fue repudiado por la gente, y eso que la policía se encargó de hacer un escándalo porque cortó la avenida Rivadavia desde el Congreso a Miserere. Pero el que vió la represión creo que no repudió el paro. Hay una reacción inmediata y otra a posteriori, nosotros tratamos de que incluso la inmediata sea favorable, no siempre lo conseguimos, pero tenemos una actitud de dialogar con los usuarios. Inclusive desde el gobierno hubo una postura expectante. Algún ministro salió a hablar, en off, para decir que el paro era el cierre de campaña electoral de la izquierda. Bueno, nosotros nos corrimos de esa polémica. Todo lo que dijimos es que seguramente el ministro estaba mal informado. Porque acá, en el subte, algunos votaron al gobierno, otros a Macri, otros a Carrió y otros a la izquierda. Esto no es una isla dentro del país, acá hay de todo. Pero el conflicto fue masivo y estaban todos los trabajadores. Esta tercerización que tenemos acá es la misma que existe en miles de empresas. El gobierno, que habla del cambio de la política con respecto a la década del ’90, ¿qué puede decir de esto, si se trata de los resabios de la década menemista? Viene desde esa época y ellos no han hecho nada para modificarlo.
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